¿Quiénes no abrimos sorprendidos los ojos y la boca, al mirar nuestras primeras bicicletas en una navidad o en un cumpleaños?

Obvio que fue todo un reto aprender a mantener el equilibrio a dos ruedas y cuando aprendimos a dominarla nos sentíamos amos de la calle. Por un tiempo seguramente fue nuestro “juguete” favorito para luego pasar a ser uno más entre tantos. Pues eso, no le pasó a Rogelio Garza, porque él desde que aprendió a pedalear en aquella bicicleta Récord amarilla andar en el viaje se le hizo todo un bicio. Así cómo esos deliciosos Twinkys que su panza religiosamente le exigía al atardecer, los cuales se proporcionaba con el cambio de las tortillas, acompañado de su pandilla bicicletera de la cuadra.

Bicicletas y Otras Drogas es una narración que nos lleva afable o dolorosamente por la ciclovía de la vida de Rogelio. Pedaleamos junto a él para que orgullosamente se haga nuestro guía de turistas por los escenarios que le han conformado. De este lado tenemos la intriga infantil de ver un muerto, por acá, tenemos el vacío adolescente que se convirtió en obesidad y rabia. Ahora vamos pasando por la radio portátil para escuchar el rock que pasaban en La Pantera, Radio Capital, Radio Éxitos y Radio Universal. Justamente al lado tenemos el interés en los discos de 45 rpm de Kiss, Queen, Ted Nugent, Alice Cooper y Sean James.

Si aceleramos la subida llegamos al primer porro y a la primera relación sexual. A su derecha podemos disfrutar los viajes y aprendizajes en otros países. A su izquierda se encuentra la costumbre de abrazar árboles. Y por esta calle tenemos que poner el freno para que nos abrace el diablo en un tortuoso dolor de espalda. Bicicletas y Otras Drogas es a su vez un libro de fórmulas mágicas (a escoger) que Rogelio nos regala a modo de adic(c)iones que usó en diferentes etapas de sus vida para rellenar el agujero negro de ansiedad que dice ser.

Tenemos la máster Cleta + Rock + Yerba= El estado universal del ser.

Algo más clásico Come bien + Haz ejercicio + Fuma Yerba= Forma de vida.

Para los más complejos tenemos Alucinógenos + Psiquiatría + Amor + Muerte + Dios + Multimedia = Salud mental.

Por si quieres vivir cien años Come bien + Duerme bien + Haz ejercicio macizo= Hombre Saludable.

Y si no te quieres complicar lo mejor es Mate + Mota + Monchis= Las tres Emes.

Cada una de ellas riquísimamente disfrutables y llevadas con fe hasta sus últimas consecuencias.

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SATELUCOS.

Rogelio Garza a parte de guía de turistas y chef matemático resultó ser todo un historiador. No podemos dejar de lado que estamos frente a alguien que conoce profundamente su barrio, su territorio, cómo nadie. Sus primeros años de vida se desarrollaron en aquella naciente Ciudad Satélite (1957). Cuyos planos estuvieron a cargo de los arquitectos Mario Pani y José Luis Cuevas (padre), en los terrenos de la familia del presidente Miguel Alemán.

Entre los circuitos Metalurgistas y Científicos, nació este escritor que pasó sus tardes entre vacas y magueyes sobre terrenos con vestigios prehispánicos que indican la existencia de la Cultura Tlatilca. Rogelio sigue pensando que lo mejor que ha sucedido en sus terruños es la ciclopista trazada por el arquitecto Carlos Jesús González que atraviesa Circuito Oradores hasta la Florida y Echegaray. Así que nos trepamos en su cleta, para que nos lleve  por un biaje en órbitas pues ahí no existen las esquinas. “Desde el cielo parece un átomo (¡Yeah!) y los habitantes somos los electrones… ”

Satélite fue pensada cómo una ciudad fuera de la ciudad, incluido  ese símbolo de cinco torres, obra arquitectónica creada por Luis Barragán y Mathias Goeritz. Y qué por siempre de los siempre, vendrá a nuestra mente cuando oigamos el mote satelucos, cómo la banda Café Tacvba oriunda de esa zona urbana quien le ha hecho honor en sus videos y canciones.

RILAS, ROLES Y ROLAS DE UN CLETÓMANO.

“El nuevo yo me tomó por sorpresa y me costó asimilarlo”, nos dice Garza adherido a su manubrio que lo ha llevado en el viaje del tiempo y las transformaciones de su colonia. Incluyendo las mutaciones de las mil baikas que han sido parte de su vida. Porque este libro es también una enciclopedia y diccionario de bicicletas. Con pasión, conocimiento y una memoria fotográfica; nos instruye sobre los asientos, los frenos, llantas, rines, marcas, los creadores, competidores, materiales, pedales, manubrios… y todo aquello que se necesita para la creación del amado artefacto con el que estará el resto de sus días. Y al que se ha montado mientras disfruta de unas buenas fumadas de yerba, sacando la lengua para pegarse un cuadrito de LSD. O sintiendo la magia de la psilocibina a la luz de la luna oaxaqueña, mientras deja de lado el MDMA.

Ya sea en su Walkman o su radio portátil de pilas colgado del manubrio Rogelio estuvo “siempre bendecido por el rock chingón”. Sintonizando a Pink Floyd, Rolling Stones, Led Zeppelin; enrolado con los Who. Pedaleando suave con Ministry, Social Distorsion, Black Flag. Y su favorito de cadencia bicicletera, The Brian Jonestown Massacre. Pasando por Suiza, David Byrne, Albert Hofmann y la próstata Bicicletas y Otra Drogas es el libro que te hará amar aún más tu bici o preguntarte porqué no tienes una.

Chassé:

*Cada 19 de Abril se celebra el Día de la Bicicleta en memoria a Albert Hofmann, creador del LSD, quién tomó una dosis de su propio invento en su laboratorio, para luego regresar a su casa en bicicleta mientras disfrutaba de sus efectos.

*Durante la presentación del libro, se hablaba sobre el estilo y la importancia de la voz que tienen los escritores, a lo que Rogelio acotó “quién sabe qué chingados es eso, pero aquí está el libro”.