El próximo 9 de diciembre la gente podrá disfrutar de esta película a través de Netflix

Sin duda alguna, Guillermo del Toro ha puesto en alto el nombre de México en el mundo del séptimo arte.  Desde muy temprana edad demostró sus dotes como director. A los diez años, ya había empezado a hacer sus propias películas cuadro por cuadro amateur con sus juguetes y una cámara Super 8 de su papá. Poco más tarde, durante su época de adolescente dió clases de animación de plastilina, fue ahí cuando llego la idea de hacer una adaptación del popular libro de Collodi, misma que vio la luz 4 décadas después.

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Con un tono un tanto oscuro, una trama que puede rayar en el existencialismo y una técnica de stop motion ha logrado una de las mejores adaptaciones que se han visto de este popular clásico.

«La animación está llegando a un punto crucial en el que debemos impulsarla para que sea una forma de arte reconocida como cine y no solo como un género limitado a un público familiar. La animación, según mi opinión, tiene que romper esa barrera, siendo un poco más audaz técnicamente, temáticamente y al abordar el cuento en su forma más artística, para que resuene en nosotros. Pinocho es ese tipo de historia», expresó Guillermo del Toro.

El diseño y confección de los personajes

Para esta adaptación, del Toro busco que las marionetas tuvieran caras mecánicas, de esta manera sería más fácil para los animadores controlar los gestos de estas.

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Quería limitar lo más posible el uso del prototipo rápido, un proceso también conocido como animación de sustitución. Esa técnica requiere usar una impresora 3D para crear múltiples caras para una marioneta, cada una con una expresión distinta.

Aunque la mayoría de los personajes se hicieron con caras mecánicas, Del Toro y sus colegas se dieron cuenta de que sería necesario algo de prototipo rápido, en especial para Pinocho. El protagonista necesitaba verse hecho de madera, y era evidente que crear su cara con el plástico duro de la impresora 3D sería una manera fácil de lograr ese efecto, más que si lo moldeaban de silicona, el método que usaron para la mayoría de los demás.

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Si bien el proceso de hacer una película en stop motion es un reto por si solo, del Toro busco incrementar esta apuesta a través de los diversos momentos de música y baile contenidos En el filme. Sobre este proceso Guillermo del Toro comentó lo siguiente:

«La disciplina de grabar una película animada cuadro por cuadro es tanta que nadie que no tenga previa experiencia puede entenderla. La acción en vivo es maleable.

Estás trabajando con cosas que puedes alterar. Es importante planear los movimientos antes de construir el set y antes de diseñar a los personajes. Tienes que ser capaz de manejar varias

marionetas y sets que están siendo grabados al mismo tiempo. La belleza está en grabar la toma y luego verla. Das instrucciones, diriges la toma según el guion gráfico, hablas con el animador y confías en su trabajo como si fuera un actor, no como un artista técnico. La toma más larga fue la de la habitación de Geppetto, que tiene cerca de 700 cuadros y es una de las tomas más maravillosas. Estamos haciendo muchas cosas que normalmente no se hacen en la animación cuadro por cuadro».

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Exposición en la Cineteca

Para todos aquellos que deseen ver un poco más de cerca el trabajo de este gran director, la Cineteca Nacional de México se encuentra exhibiendo una pequeña muestra con algunas de las marionetas usadas durante este proceso, mismas que estarán siendo mostradas al publico hasta el 11 de diciembre, así que no dejes pasar esta oportunidad.

Sin duda Pinocchio de Guillermo del Toro se perfila para convertirse en una de las mejores películas de esta temporada, no dejen de verla.

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