Pues me mamó mucho está serie por diversas razones…
Trata de una chica de 17 años que se encuentra en pleno desmadre, en una especie de festival de música electrónica. Obviamente anda bien drogada, bien puesta con al parecer MDMA.
De repente empieza a abusar de la substancia, y cuando menos se lo espera, se encuentra perdida en un río donde encuentra los restos de un chico con 30 años de antigüedad. Es decir, el esqueleto que encontró es de un joven que murió en 1991. Curiosa y mágicamente, nunca se sabe porque (no es relevante), al dormir, Léa viaja en el tiempo a los años 90 pero en el cuerpo de distintas personas: Ismael que es el muerto, su madre, su padre, un chico antagónico, una chica antagónica, y una bella excéntrica misteriosa hippie, rockera e interesante representante vendedora de discos. En realidad son seis las personas que ella posee para viajar en el tiempo.
Es un misterio a que se debe que viaje en el tiempo, pero creo que escogió una década bastante nostálgica para mí. El soundtrack está de huevos, me gusta en realidad, puro rock alternativo, grunge, e incluso dance y rap. De hecho en uno de los capítulos se ve como Léa cuando está en el cuerpo de su madre, pone un disco que yo tengo: Smell the Magic de las L7, un disco bien grunge. Todas las rolas que ambientan la serie me encantan, menos las de hip hop.
Léa se enamora del chico que murió, por eso siente el deber de salvarlo, de llegar al meollo del asunto, de cuál fue la razón de su muerte. Para esto aprovecha la oportunidad de estar en esos cuerpos para indagar que fue lo que pasó. Cabe resaltar que sus padres cuando eran jóvenes, tenían una banda de rock alternativo junto a Ismael, la vendedora de discos quería darles una oportunidad. Así es que empieza a experimentar vivencias bien raras, como estar en el cuerpo de su madre, besar a su padre y viceversa; probar un orgasmo masculino a través de la masturbación y a través de las relaciones sexuales. También prueba el sexo en el cuerpo de una mujer madura, como de 35 o 40 años, que es el de la vendedora de discos (ay me enamoré de ella). Aquí radica lo interesante de la serie: viajes en el tiempo, situaciones edipicas, sentir orgasmos con el sexo opuesto.
Son temas algo escandalosos, pero al menos a mí sí me gustaría experimentar un orgasmo femenino, porque es más intenso y dura más tiempo; no me gustaría besar a mis padres, pero si conocerlos cuando eran jóvenes, más aún si tocaban en una banda. En fin, esta serie francesa me dejó con ganas de más temporadas, pero al parecer acaba en siete capítulos, sin embargo me parece adecuado, ya que luego pinches series, parece que duran una eternidad, o tarda demasiado en salir la siguiente temporada, cuando llega ya no me acuerdo de la primera y me da hueva volverla a ver.
La serie fue creada por Charlotte Sanson, la actriz protagónica es una modelo llamada Raïka Hazanavicius, que a mi parecer lo hace de maravilla, aparte de ser una mujer realmente bella y cautivadora, pero no tanto como la vendedora de discos. Qué bonito suena el francés. Yo se las recomiendo mucho, aunque no va a faltar el cabrón que diga que es como la película de “Volver al futuro”, o como “Dark”. La pueden encontrar dentro del catálogo de Netflix.
